lunedì 3 ottobre 2011

A un amigo





Se disipa el triste desconsuelo
cuando la trama de comunión
tejida con paciencia y desvelo
se reanuda con el hilo del perdón.

Son las lágrimas del fiel amigo
que al entrar en la tierra quebrantada
le recuerda de haber sido un riachuelo vivo
y la sequedad de hoy una nada

Es el rostro de Dios que se acerca
Hay fiesta en el alma porque se ama
Es todo un hermoso preludio ya tan cerca
De la gran sinfonía que nos llama

Son dos mendigos indigentes
Y la amistad un pedacito de pan confortante
Sus manos se alzan al Cielo suplicantes
Y ambos piden el agua vivificante

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